Cuando el entonces presidente de los Estados Unidos de América, Barack Obama, estuvo de visita en Cuba, nos dijo que teníamos que olvidar el pasado. ¿Acaso podemos olvidar el crimen de Barbados? ¿Podemos olvidar la explosión del vapor La Coubre? ¿Podemos olvidar la historia?

Ese es precisamente el objetivo del vecino del norte y la vía para concretarlo es el golpe suave, penetrar cada vez más en la conciencia de los jóvenes para que idealicen como paradigma la cultura imperialista y pierdan su identidad.

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