Leer a Martí, releerlo, imaginarlo, escudriñarlo, es una acción que renace en bellos frutos cada vez. Los cubanos debemos aprender a disfrutar la lectura de la obra martiana sin estigmatizarlo, sin distanciarlo ni idealizarlo. Sino que es mejor entender su naturaleza humana, cercano (sobre todo a los jóvenes) con la mayor riqueza intelectual y de espíritu que un hombre de su tiempo era capaz de tener y aprovechar. Leer más…